El
Senado de la República presenció uno de
los escenarios más bajos y paletos que han podido presenciar los colombianos en
la historia del país. ¿Es posible, que los más ‘distinguidos’ y ‘honorables’
políticos, se parezcan a unos gauchos bárbaros del siglo XVII, cuando los que más
educación y estrato socio económico tienen ?
El
debate que suscitó el miércoles 17 de septiembre el senador del Polo
Democrático, Iván Cepeda en contra del senador del Centro Democrático, Álvaro
Uribe Vélez, sobre el paramilitarismo en Colombia y de los actores de la
parapolítica que todavía se encuentran en el congreso, estuvo a cargo de la Comisión Segundo con su
presidente Jimmy Chamorro, senador del Partido de la U. Este debate
parlamentario, fue tal vez el más grande que se ha podido presenciar en el
Congreso y en la política del país, debido
al grande desequilibrio de las corrientes ideológicas que tiene cada partido.
Además, del grande escándalo que ha sido para Colombia que un ex presidente
tenga grandes influencias con el que fue el segundo grupo armado más grande del
país: las AUC.
Ahora,
no es que con este caso, todos los ex
jefes de estado se laven las manos sucias diciendo que ninguno tuvo ningún tipo
de lazo social con un grupo armado o de narcotráfico, porque, eso señores nadie
se lo cree. Cualquier persona, que tenga dos dedos de frente, ha conocido que
desde hace más de 50 años hemos sido parte de la burla política, entre la
relación farc-político, narco-político o para-político.
Se
tenía previsto que el debate comenzaría a las 8:30 a.m. pero como esto es
Colombia, y por supuesto ni los más respetables ciudadanos de la nación son la
excepción de la regla, el debate empezó desde las 10:00 a.m. cuarenta minutos
después, la bancada uribista dijo que exigían garantías, y Cepeda como citante
garantizó dicha petición.
Álvaro
Uribe antes de iniciar el debate anunció que se retiraría transitoriamente a la
Corte Suprema de Justicia para denunciar un acto “difamatorio desde las Farc”. Primer
acto de su profana balurdes. Iván Cepeda da comienzo al asunto citado, con
evidencias audiovisuales e impresas, demostrando así las probables relaciones
entre Uribe y con algunos grupos paramilitares en Antioquia. Terminado el
tiempo del senador del Polo Democrático, llega como por arte de magia el
honorable senador de Centro Democrático a ‘defenderse’ de las supuestas
calumnias dichas anteriormente por Cepeda. En una hora y treinta minutos, no
hubo ningún argumento verificable por parte de Uribe, se sentí acorralado y con
falta de garantías.
Pero
déjenme decirles algo, ¿no se estaba sintiendo el ex presidente Uribe con falta
de garantías como se siente y se sintió la presidenta de la Unión Patriótica,
Aida Abella? Pues ahora al otro lado del telón, Uribe se siente amenazado por
toda la Unidad Nacional, por el Polo Democrático, y la Alianza Verde, para él,
todos los que no están de su lado, están en su contra, se siente como una doncella en apuros, de
una infinita novela.
Al
no tener los suficientes argumentos y sentirse acorralado como un animal
indefenso decide retirarse del debate, sabiendo que no dijo nada para
defenderse y exponiendo ante los ojos de todos los colombianos su culpabilidad.
Segundo y final acto de un agauchado senador.
Recomiendo que al principio del artículo se aclare que el actual senador, Álvaro Uribe Vélez, fue presidente de Colombia, porque nunca está de más aclarar eso desde el comienzo, aunque la autora sí lo nombró, pero hasta el penúltimo párrafo.
ResponderEliminarMe gusta que se resalte que a los senadores colombianos les falta responsabilidad y respeto no sólo con sus colegas sino con los ciudadanos, porque es inaceptable que se haya tenido que esperar más de una hora para darle comienzo al debate.